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Santiago González Pineda

La corrupción desemboca en el “río de la muerte”

Nota 4: Costos sociales derivados de la corrupción en tu disciplina

José Arturo García / 15 de febrero de 2019

A pesar de incontables esfuerzos por parte de las comunidades aledañas al río Santiago, en el estado de Jalisco, así como por parte de distintas ONG como Greenpeace y el Comité Ciudadano de Defensa Ambiental, la complacencia del gobierno impide el saneamiento del ahora llamado “río más contaminado de México”, en un ejemplo más de los costos que paga la sociedad debido a la corrupción e impunidad por parte de las autoridades.


Desde el desabasto de bienes, pasando por las enfermedades y mala calidad de vida, hasta la muerte de ciudadanos inocentes, los costos que paga la sociedad por los actos de corrupción e impunidad cometidos por empresarios, políticos y otros ciudadanos se ven reflejados en México día con día.


El reciente desabasto de gasolina, que ha generado gran inconformidad en la mayor parte del país, obliga a regresar la memoria a uno de los últimos grandes escándalos de corrupción que resultaron en una crisis social en México. Este es el caso del río Santiago.


El río Santiago está ubicado en los estados de Jalisco y Nayarit. Este nace en el lago de Chapala, el cuerpo de agua natural más grande del país, y desemboca en el océano Pacífico, en las costas de Nayarit. Es uno de los principales cuerpos de agua del Occidente mexicano, abasteciendo de este recurso a decenas de municipios a lo largo de sus más de 500 kilómetros de extensión.


Sin embargo, de este afluente que, cuentan los de mayor edad, alguna vez estuvo limpio y se podía nadar en él, emanan olores desagradables, insoportables; además de arrastrar una espumosa corriente color café y amarilla. Esta degradación del río se debe a que, desde hace más de 20 años, las empresas ubicadas en su lecho tiran sus desechos ahí, contaminándolo.


Estas empresas, entre las cuales se encuentran Nestlé, Grupo Modelo, Grupo Celanese, entre otras, comenzaron a ubicarse en el lecho del río en los años 70, específicamente en los municipios de El Salto y Juanacatlán, en Jalisco. Y aunque al principio era vistas como un indicio de desarrollo para estas comunidades y los habitantes estaban agradecidos con las autoridades en el momento por traer tan grandes inversiones, hoy en día el sueño se ha convertido en pesadilla.


Las primeras preocupaciones sociales se comenzaron a manifestar en el año 2002, cuando los ciudadanos empezaron a notar cómo el río emanaba una espuma blanca y muy densa. En ese entonces, los habitantes de las comunidades aledañas al río comenzaron a reportar irritación en la garganta y ardores en la piel, sin embargo, sus quejas fueron silenciadas por las empresas, con complacencia de las autoridades.


No fue hasta el año 2008 cuando la situación en El Salto y Juanacatlán cayó bajo los reflectores nacionales e internacionales, a raíz de la muerte del niño Miguel Ángel López Rocha quien, a raíz de un accidente, cayó en el río y, después de estar en coma por 19 días, falleció de envenenamiento con arsénico.


Este incidente desató la indignación de la comunidad, del país y de distintas ONG, tanto nacionales como internacionales. El gobierno mexicano, al fin, escuchó las voces de los miembros de estas comunidades y comenzó a realizar estudios para contrarrestar el problema. O eso fue lo que prometieron.


Estos estudios encontraron que las aguas del río estaban cargadas de níquel, cromo, formaldehído, piridina, cloroforma y 1085 otras sustancias químicas, las cuales envenenan permanentemente a quienes viven ahí. Además, se encontró que de 87 al 94% de las industrias que descargan líquido residual en el río, incumplen por lo menos uno de los parámetros de la Norma Oficial Mexicana 001-SEMARNAT-1996.


A pesar de las promesas de los gobiernos municipal, estatal y federal, entre el 2007 y el 2010 los habitantes de estas comunidades presentaron una mayor tasa de mortalidad, debido a diarreas, gastroenteritis, insuficiencia renal y distintos tipos de cánceres. Solamente el último año, a 11 años de la muerte de Miguel Ángel, se documentaron 4 mil 29 personas afectadas por la contaminación del río. La tendencia de fallecimientos solamente continúa en aumento.


Los habitantes de los municipios de El Salto y Juanacatlán han pasado décadas protestando y sufriendo a costa de la complacencia del gobierno. Este es solamente uno de los miles de costos que la sociedad tiene que pagar, cuando solamente ganan unos cuantos.


Sánchez, C. (2016). Salvar el río Santiago de México, un combate ciudadano. [Foto]. Recuperado de: http://es.rfi.fr/ciencia/20160513-salvar-el-rio-santiago-de-mexico-un-combate-ciudadano

Con datos de:


Hernández Borbolla, Manuel. (23 noviembre, 2016). Habitantes de Jalisco mueren por contaminación de río y la complacencia del gobierno. The Huffington Post. Recuperado de: https://www.huffingtonpost.com.mx/2016/11/23/habitantes-de-jalisco-mueren-por-contaminacion-de-rio-y-la-compl_a_21612565/

Mora, Yunnuen. (16 diciembre, 2018). Vivir junto al río más contaminado en México. Informador. Recuperado de: https://www.informador.mx/jalisco/Vivir-junto-al-rio-mas-contaminado-en-Mexico-20181216-0013.html

Partida, Juan Carlos. (14 febrero, 2008). Muere niño intoxicado en Jalisco; el gobernador defiende presa. La Jornada. Recuperado de: https://www.jornada.com.mx/2008/02/14/index.php?section=estados&article=028n2est

Reza, Gloria. (13 febrero, 2019). A 11 años de la muerte de un menor en el río Santiago, ONG exigen revisión de estrategia de saneamiento. Proceso. Recuperado de: https://www.proceso.com.mx/571600/a-11-anos-de-la-muerte-de-un-menor-en-el-rio-santiago-ong-exigen-revision-de-estrategia-de-saneamiento

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